Algunas personas con movilidad
reducida tienen problemas para desplazarse, incorporarse o simplemente cambiar
de posición en la cama. Por ello, necesitan de otra persona que le ayude a
poder realizar los movimientos.
Una correcta movilidad en la cama
facilita a la persona a ser más autónoma para poder comer, beber, escribir,
leer, jugar a cartas, ver la televisión o simplemente hablar con otras
personas. Con ello, hay un aumento de estimulación y funcionalidad de la
persona que permite además mejores alcances de objetos como puede ser el
teléfono, el vaso, el trapecio, etc. Favorece el retorno venoso evitando a su
vez las ulceras por presión. Con pequeñas acciones la persona puede ganar en
autonomía y calidad de vida aumentando su bienestar psíquico y físico.
Por otro lado el cuidador, con la
movilización de la persona encamada, ayudará a hacer algunas tareas como son la
higiene personal, vestirla de manera más sencilla, levantarla para realizar una
transferencia, entre otras actividades de la vida diaria.
Antes de movilizar a la persona
encamada hay que observar la situación en la que se encuentra la persona, ver
el mobiliario, por ejemplo, donde esta posicionada la cama, si tiene frenos, si
vamos a realizar una transferencia a una silla, ver el espacio disponible, etc.
Siempre es recomendable hablar con la persona con movilidad reducida de lo que
se va a hacer y cómo, para que este relajada. Una buena transferencia o movilidad
en la cama siempre será positiva para la persona con diversidad funcional pero también
para el cuidador ya que no realizará malos gestos disminuyendo así los dolores
de espalda.
Escrito por Inés Bravo
Terapeuta Ocupacional
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