Las roturas y luxaciones de rótula son las segundas lesiones más frecuentes de rodilla. La rótula está situada en la parte delantera de la articulación de la rodilla. Es una pequeña estructura ósea que mejora la eficiencia del músculo cuádriceps haciendo que la extensión de rodilla sea más fácil.
Cuando esta, está centrada y sin ninguna fractura no hay
problemas para caminar, correr, saltar, subir o bajar escaleras, estar de pie,
etc.
Cuando existe deslizamiento de la rótula aparece un dolor en
la zona que provoca una limitación en la actividad normal y deportiva. Los
deslizamientos repetitivos de la rótula o un golpe fuerte, bruco y directo en
la rodilla pueden llegar a producir la luxación de esta, de forma parcial o
crónica.
Las fracturas de rótula son muy frecuentes, producidas por
traumatismos directos o indirectos ya
que la rótula actúa como pared en la articulación del fémur y la tibia.
Actualmente estas fracturas son cada vez más frecuentes ya que existe un
aumento de la actividad deportiva sobre todo en personas con edades avanzadas.
Estas fracturas deben tratarse rápidamente ya que son
invalidantes, causando un dolor agudo localizado en la parte anterior de la
rodilla, con tumefacción y limitación funcional de la zona. En la exploración
física existe un aumento del volumen en la rodilla notando en algunas ocasiones
los fragmentos de la fractura.
Tratamiento
En fracturas donde no ha habido desplazamiento y se conserva
el movimiento, es recomendable la inmovilización de la rodilla en extensión con
yeso o inmovilizadores de rodilla
durante unas 4 o 6 semanas.
Cuando la fractura es operable después del tratamiento quirúrgico
se debe inmovilizar la rodilla en extensión el menor tiempo posible (3 semanas
aproximadamente) para comenzar la rehabilitación. En algunas ocasiones se
pueden colocar rodilleras con limitación en la flexo-extensión.
Escrito por Ortopedia Inse